Mama Grimanesa y el michikucha. Reyna Esther Aguilar Quispe

Uno de los campos mas innovadores de la literatura peruana es aquella en clave Huambar. En esta oportunidad Reyna Esther Aguilar Quispe, que es chevere, comparte un relato con la pizca de humor, miskichantinwan, que seguro han recibido bien los Apus, que ya andaban muy serios.

Mama Grimanesa y el michikucha

Que dejó prestada sus ovejas al Apu coqueto. Este Apu era un galán paseandero y músico. Muy fastidioso para las jovencitas de ojos negros como las flores del haba y mejillas rosadas como las flores de terciopelo. Las veía llegar y rápidamente se ocultaba detrás de las cataratas para encantarlas con su quena. Aquella muchacha de largos cabellos eran las más deseadas por este qoro Apu. El problema no era si ellas se resistían a la melodía cautivadora sino el Michikucha. Cómo se sabía las señoritas y las ovejas no iban solas. Por detrás, siempre el Michikucha muy galante y liso iba. Sin embargo, los Michikuchas tenían la debilidad por el suero del queso, más aún si era la primera leche ordeñada del año. Acabando de enterarse de ello el Apu coqueto se dispuso a engañarlo. Un día antes capturo una de sus vacas, era la vaquilla primeriza. La ordeño, corpo quesos y sin desperdiciar guardó el suero que quedó. Años anteriores unos ingenieros realizaron una breve expedición por los cerros para ver si encontraban algo de minerales. Ocurrieron cosas extrañas en esa visita. Uno de los ingenieros cayó hacia un abismo. En esa caída perdió su casco, sobre ese casco el Apu dispuso el manjar para que pareciera algo sutil. Desde muy temprano el Apu impaciente espero la llegada de sus visitas. Se aproximaron pronto las ovejas y detrás como de costumbre el Michikucha. El Michikucha muy responsable envío a un frondoso pastal a sus ovejas. Una vez terminada su tarea descansó. De pronto el viento de la mañana trajo hasta su ocico el olor del suero. Su curiosidad y su deseo lo llevo a hallar el camino de dónde provenía el olor. Entre el deseo del suero y las ovejas que cuidar en un gran dilema se hallo. Entonces, al frente suyo vió a su compadre el otro ovejero. Le dejó prestada sus ovejas hasta que él volviera. El otro Michikucha sin enojos accedió. Moviendo la cola muy feliz se fué. Obvio que aquel otro Michikucha no era un Michikucha, dejó el disfraz del reflejo y se fue en busca de la jovencita. Ohhhhh noo, ese día el Michikucha se adelantó con las ovejas. No obstante, vió en las orillas del río a una jovencita peinarse el cabello largo que traía. El Apu se apresuro a hallarla. Sorpresivamente la agarro de la sintura por qué ella traía un hermoso, nuevo y brillosa pollera y llikllita. La tumbó en el suelo, la embarró con el barro y así ambos terminaron jugando en el lodo. La jovencita accedió al joven. Cuando ya el trato se hizo el joven coqueto lavo la cara de su amante en el agua cristalina. Encontró debajo del barro una sonrisa promiscuosa. Los deseos mas libidinosos del qoro Apu se esfumaron porque la jovencita que peinaba el cabello era mamá Grimanesa. Así es como se explica el esposo tan joven de mamá Grimanesa. Bueno, el Michikucha ya viejito narra con mucha burla la historia.

Un comentario en “Mama Grimanesa y el michikucha. Reyna Esther Aguilar Quispe

  1. Fredy tayta,
    Lo acabo de leer y el humor desborda desde inicio hasta fin. Hace mucho escuché el audio de un relato oral cochabambino parecido (con sus particularidades) que me pasó un amigo, que realizaba una investigación doctoral en antropología en la universidad de Salamanca, para que le ayude con la traducción. La variante más resaltante era que, en esta versión, el apu enamoradizo, aunque no libidinoso, era un mallkhu (un cóndor) que se cebaba de cuando en cuando con las muchachas de la comunidad hasta que se topó con la layqa de la comunidad.
    En la versión de Reyna, el humor es una bella particularidad que seguramente es herencia del contexto donde creció, como en todos los casos. He leído la versión ceremonial de La odisea de Homero y la reescritura del mismo en Son de mar de Manuel Vicent, y esta segunda versión es tan alegre, erótica y atrevida, que muchas veces me dan ganas de irme en busca de esa versión desenfadada de Penélope y esconder el arco de Ulises.
    Gran gran trabajo el de Reyna!

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